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Todos los capítulos de Ámame otra vez: Capítulo 81 - Capítulo 90
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Capítulo ochenta. Sorpresas
SorpresasHope sonrió al escuchar la euforia en la voz de Blake y es que el bebé dentro de su cuerpo solía moverse a menudo, pero se había resistido a hacerlo cuando Blake le hablaba. Cada vez que Blake colocaba la mano sobre su vientre, el bebé dejaba de moverse, razón por la que Blake Cameron se mostraba tan feliz y al borde del llanto.—Es maravilloso —dijo, su tono de voz era indescriptible, pero si Hope tuviese que ponerle un nombre sería sin lugar a dudas tono de voz lleno de amor.—Lo es —susurró Hope y como si el bebé supiera el efecto que estaba causando en su padre, continuó dando un concierto de movimientos, Blake no sabía si eran pataditas o puños, él simplemente se dedicó a disfrutar de aquel bello e íntimo momento que no duró tanto como a Blake le hubiese gustado, pues Chelsea y Larry hicieron su arribo.—¡Hola! —saludó Chelsea con una sonrisa de oreja a oreja.—¿Por qué tan feliz, te has ganado la lotería o algo por el estilo? —preguntó Hope con el ceño fruncido por la
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Capítulo ochenta y uno. ¡El bebé está llegando!
¡El bebé está llegando!Bárbara frunció el ceño al ver a la mujer parada en la puerta, estaba callada como si no esperaba encontrarla allí.—Buenos días, ¿puedo ayudarle? —preguntó Bárbara el tiempo que escuchaba los pasos apresurados de James, bajar por las escaleras, ellos tenían una charla pendiente, pero sería después que la desconocida se marchara.—De hecho, lo buscó a él —señaló.Bárbara se giró para ver a James, él tenía el ceño fruncido y su mirada era fría.—¿Qué haces aquí? —preguntó, caminando hasta pararse junto a Bárbara.—Te lo dije anoche… —pronunció dejando palabras al aire.Bárbara elevó una ceja, dio un paso atrás de manera inconsciente, algo que Elizabeth pensaba aprovechar.—¿Te gusto mi regalo? —preguntó—. La tuve guardad mucho tiempo y creí que sería bonito que tuvieras una —se apresuró a decir.Bárbara escuchó en completo silencio, mientras su corazón se estrujaba dentro de su pecho al comprender el motivo por el cual James no había llegado a tiempo para la cen
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Capítulo ochenta y dos. Bienvenida al mundo
Bienvenida al mundo «¡El bebé está llegando!» Chelsea no estaba preparada para esto, la primera vez que Hope había dado a Luz, fue James quien estuvo en ese momento decisivo, ¿por qué le tocaba a ella justamente antes de su boda? La pregunta no obtuvo respuesta, por lo menos, no como lo esperaba. El grito de Hope le hizo dar un susto de muerte. —Espero no dar a luz en el auto —se quejó Hope, presionando su mano sobre el muslo de Chelsea, la rubia ahogó un gemido ante el dolor en su pierna. —¡Espero que no! —gritó asustada, mientras buscaba avanzar entre los vehículos para abrirse paso y llegar pronto al hospital. Chelsea presionó el claxon más veces de las que recordaban, mientras Hope, entre gemidos, suspiros y gruñidos, enviaba un mensaje a Blake. —¿Por qué hoy? —preguntó Chelsea en voz alta. —Porque tu sobrino o sobrina no quiso esperar y debe estar impaciente para verte caminar al altar —intentó bromear Hope, mientras hacía largas respiraciones, recordando los ejercicios re
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Capítulo ochenta y tres. Perfecta felicidad
Perfecta felicidadBlake estaba viviendo uno de sus mejores momentos como hombre y como padre, sin embargo, no podía apartar de su pecho la culpa de no haber estado en el momento que Matthew llegó al mundo, porque mucho que el niño lo aceptara en su vida y lo hubiese disculpado, él no podría olvidarlo, así como así.—Sea lo que sea que estés pensado, déjalo ir, Blake —susurró Hope acariciando la mejilla de Blake, mientras sostenía el pequeño cuerpo de Daphne entre sus fuertes brazos.Blake levantó la mirada y se perdió momentáneamente en los ojos de su esposa.—No puedo olvidar que te fallé y fallé a Matthew —musitó con los ojos llenos de lágrimas.—Tendrás que aprender a hacerlo con el tiempo. Blake, las cosas del pasado nunca podrán cambiarse, las cosas que dijimos y que hicimos serán siempre parte de nuestras vidas, pero debemos aprender a superarlas. La vida es demasiado corta y la felicidad en ocasiones es efímera, pero te aseguro que la nuestra se ha ido construyendo poco a poco
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Capítulo ochenta y cuatro. Mi otra mitad
Mi otra mitadLos siguientes días fueron pasando y para la familia Cameron Morgan, todos los días eran perfectos. Hope se enamoraba cada día un poco más de su familia, aunque pensaba que más era imposible, pero no podía dejar de resaltar el gran equipo que conformaban como pareja y padres.Daphne se había robado el corazón de su padre, ella aún no se quejaba cuando Blake ya estaba buscado el origen de su malestar. Y Hope tuvo que hacer grandes esfuerzos para no reírse de lo exagerado que se veía Blake algunas veces y que decir de Matthew, el pequeño heredero estaba más que feliz de tener una hermana, de tener la familia que siempre soñó y calló para no herir a su madre.—Tengo que irme al entrenamiento, ¿me llevas, papá? —preguntó el pequeño luego del desayuno.—Por mi encantado, pero tengo que esperar a que tu hermana esté lista —dijo.—¿La traerás al campo de entrenamiento? —cuestionó Matthew.—Mamá tiene que ocuparse de los preparativos de la boda de tía Chelsea y me ha pedido que
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Capítulo ochenta y cinco. Un nuevo comienzo
Un nuevo comienzo La pareja se separó cuando escucharon los aplausos de los invitados, entre el calor del beso se había olvido por completo de que no estaban solos.—Te amo —susurró Larry aún pegado a sus labios.Chelsea sonrió, le dio un corto beso en los labios.—Te amo —respondió.La pareja caminó entre los aplausos de los invitados, quienes pronto pasaron a felicitarlos y a disfrutar de la fiesta en honor a los novios, así fueron pasando las horas. Entre baile, comida y bebida, la familia y los amigos disfrutaron de aquel momento único en la vida de la pareja.—Son la pareja perfecta —susurró Tessa con orgullo, mientras los veía bailar pegados en la pista de baile. Sonriendo, demostrando al mundo cuán felices eran.—Nacieron para encontrarse —aseguró Hope, mientras intentaba que Matthew no se quedara dormido en la mesa.—Lo llevaré a su habitación —se ofreció Morgana al ver al pequeño cerrar y abrir los ojos con cansancio.Hope asintió, mientras Blake cuidaba de Daphne, ya no sab
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Capítulo ochenta y seis. ¡Mientes!
¡Mientes!«Necesitamos hablar sobre Randy Howard»«Randy Howard»Hope miró a su madre, estaba tan seria que no creyó que esto fuera una broma de mal gusto, pero ¿Qué tenía ella que hablar sobre ese hombre?—Nada, no hay nada que podamos hablar sobre Randy Howard, mamá —espetó Hope con enojo.—Te equivocas, hay mucho que hablar sobre él —aseguró Hilary dejando de lado su inicial nerviosismo, sabiendo que no tendría una nueva oportunidad.—¿Qué es lo que quieres hablar del hombre que robó a mi padre y lo llevó al borde de la ruina? —refutó ella con los dientes apretados.Hope no podía creer que su madre quisiera hablar como si nada de ese hombre.—Hope.—Te he dicho que no hablaré sobre Randy, ni contigo ni con nadie, mamá. Ese hombre está pagando por lo que hizo, ¡aunque siento que es poco el castigo por haber llevado a mi padre a la muerte con sus acciones! —exclamó ella, elevando la voz, lo suficiente para que Blake escuchara desde el jardín y se preocupara, pues su esposa rara vez g
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Capítulo ochenta y siete. Sí quiero
Sí quieroLas siguientes semanas fueron pasando casi en una bruma para Hope, esperando que algún periódico escrito o digital lanzara la bomba sobre sus verdaderos origines. Al principio, quizá en los primeros días llegó a sentir miedo por lo que Randy pudiera contarles a los medios; pero luego, ese miedo se fue transformando en decisión. Ella afrontaría lo que tuviese que afrontar, porque jamás dejaría que el culpable de la muerte de su padre quedara libre.Sin embargo, dos meses después, Hope podía tener la seguridad de que nada iba a filtrarse a ningún medio de comunicación, Blake Cameron movió todas sus influencias para evitar que la información llegara a su destino, él no iba a permitir que le hicieran daño a su esposa, a su familia.—¿Estás lista? —preguntó Blake, mientras entraba con la pequeña Daphne entre sus brazos, la niña parecía una princesa de cuentos con su diminuto vestido blanco.—Estoy casi, lista, ¿Matthew? —preguntó Hope, mientras se colocaba uno de sus aretes a la
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Capítulo ochenta y ocho. ¡Vivan los novios!
¡Vivan los novios!James sonrió ante la efusividad con la que Bárbara gritó su respuesta y amó la manera en la que se lanzó a sus brazos y buscó sus labios para fundirse en un apasionado beso.Él era consciente de que se había demorado un poco para dar aquel paso, pero ahora que tenía la respuesta de Bárbara su corazón latía fuerte y seguro de que este amor que sentía por ella era para siempre.Entre tanto, Bárbara se sentía complacida y feliz por la petición, se sentía en un sueño, desde que salió corriendo de aquella iglesia para ir con él, quizá de manera inconsciente había estado esperando aquella proposición, pero jamás se imaginó que sería tan perfecto, tan único y especial. Era más de lo que ella jamás podría haber llegado a imaginar.—Te amo, —dijo, apenas sus labios se separaron, sus respiraciones eran agitadas y sus rostros eran muestra clara de su felicidad.James la tomó en brazos y la elevó al aire, como si fueron dos chiquillos jugando a la orilla del mar.—¡Te amo! ¡Te
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Capítulo ochenta y nueve. Ámame otra vez
Ámame otra vezAlicia se mantuvo oculta, agradecía que la boda no se realizó en un campo cerrado, entrar habría sido difícil, pues Blake Cameron había blindado los muros alrededor de su familia y luego del fracaso de Scott no le había quedado más remedio que retirarse y planificar el momento de su tan ansiada venganza. Total, no era la primera vez que halaría del gatillo y mataba a una persona, aunque su intención no había sido matar a Henry, el disparo había sido mortal y él terminó muriéndose.Alicia cerró los ojos, y no pudo evitar recordar aquel momento en el que todo sucedió.Ella solo deseaba que Henry se fijara en ella, quería convertirse en su amante, sin importar que fuera un hombre casado y ella, la esposa de Antonio.—No tienes ninguna vergüenza Alicia. ¡Eres la mujer de mi hermano! —gritó Henry mientras se alejaba de Alicia, la mujer lo persiguió poco dispuesta a dejarlo ir ahora que lo había acorralado en su oficina.—Pero no lo amo, nunca lo he amado, siempre quise que t
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