77. SECRETO DE CONFESIÓN III
ChristianSolo fueron minutos en los que ella me desgarró la existencia, días en que Ocampo me abrió los ojos cruelmente, pero Alma, ella llevaba años como muerta en vida cargando demasiadas cosas y aun así tuvo la fuerza para levantarse y seguir adelante cada día, ayudar a Emilio, a Ocampo, fue maestra de escuela viviendo con el doloroso recordatorio de la imagen que ella pudo ver y jamás hizo, se mantuvo sola en su calvario y aun en mi regreso me regaló mil sonrisas y recuerdos que atesoro, pero no pude ser tan fuerte como ella al llorar durante toda su confesión.Me tomó un buen tiempo calmarme entre sus brazos, porque sí, a pesar de abandonarla hace unas noches, ella comprendió acompañándome a asimilar tan difícil noticia hasta que finalmente pude retomar la fuerza para hablar nuevamente.—No entiendo cómo pudiste seguir aquí después de lo vivido.—Porque en el fondo seguía aferrada al pasado, pero no solo al dolor, sino también a la felicidad que viví contigo y creí que quizás al
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