Giovanni ya tenía su plan, quería su perdón y dejarse de tonterías. Quería recuperar a su bella Carlotta. Él fue un inútil el pensar con la cabeza que no debía, pero Carlota era lo que necesitaba para estar tranquilo, completo. Ella era la persona indicada para que Giovanni cambiará, y es la chica que cualquier hombre se enamoraría de ella sin pensarlo. Era dulce, risueña, tenía carácter y no se dejaba humillar. Además tenía a su pequeño bebé en su interior, creciendo en sus entrañas. Cuándo estuvo vestido, salió de su habitación para ir a desayunar y quitarse el dolor de cabeza que tenía encima, bajo las escaleras de mármol y en el salón desayunando estaban todos. Mariano tenía cara seria, jamás le había visto drogado, ni sabía desde cuando lo hacía. Pero iba hablar con él muy seriamente. —Buorgiorno. -saludó en italiano, todos les miraron, pero Mariano estaba enfado con él. Giovanni se sentó y empezó con su desayuno —Buorgiorno. - saludaron todos. Giovanni se sentó en la mesa, y
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