NATASHA—Cuando salgamos de esta, recuérdame cortarle las pelotas a estos tipos, en especial a ese gran idiota —murmuro Antonella. Ya se había retirado el vendaje de los ojos.Estaba cansada, ni siquiera podía hablar o soltar un quejido, incluso mis ojos se estaban cerrando por sí solos, ya no me podía mantener firme.—Lo siento —dije en voz baja. —Tal vez no aguante mucho…—¿Qué? No, eso no. Debes estar consiente, tenemos que salir de aquí y yo no podré sola con las dos, te necesito.Sacudí la cabeza, estaba comenzando a ver borroso.—Si tienes la oportunidad, no la dejes pasar, huye tú —trate de animarla para que ella no se detuviera por mí. —No pienses por mí, vete si puedes hacerlo.—No, yo nunca dejo a los míos y tú, Asha, ya eres parte de mi familia. Aunque el estúpido de mi hermano se haya casado con esa arpía, él sigue queriéndote a ti.«Alessio, el amor de mi vida».Mi mente comenzó a recordar cada momento que pasamos juntos, cada palabra que me dijo y su sonrisa perfecta que
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