Más tarde los hombres salieron en busca de Sergio, en la casa solo quedaron Emma, Nicole, Rina y Mara, cuidadas por los guardaespaldas, por la noche, Nicole descansaba en su habitación, su teléfono empezó a sonar, era un número desconocido, agradeció estar sola en ese momento, ya sabía de quien se trataba.—Aló.—Vaya, atiendes rápido mis llamadas palomita, ¿ya estas en Milán?—Sí. —Contestó débilmente.—Jajaja ya lo sé, están en la casa de mi hijo, que obvios han sido.Nicole sintió escalofríos, ¿sería que ese hombre podía verlos?—Escuchame, por la madrugada, a las cuatro específicamente, una camioneta te estará esperando en la esquina de la casa, así que será mejor que salgas sin ser vista, cuando estés aquí dejaré ir a tu hijo, tu te quedaras en tu lugar.—¿Y como se que puedo confiar en ti? Después de todo no eres un hombre en el que pueda confiarse.—No tienes de otra, si no vienes mañana les enviaré un regalo, no te sorprendas cuando lo recibas.—Eres un jodido loco. —Nicole te
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