Capítulo 61. La ayuda llega
El llanto de una de las niñas le dijo a Aristo que estaba hablando con Ady, porque casi siempre la que comenzaba a llorar era Aly, ella era la más dulce y tímida de las dos. ―Ady, nena, ponme al teléfono a Aly para calmarla, ya voy en camino y en un ratito llegaré y todo estará bien, ¿Vale? ―Sí, pappas. ―¿Puedes quedarte con mamá? Aristo se había puesto una camiseta, metido los pies en unos zapatos deportivos y corrió a la planta baja para tocar la puerta de la habitación de la señora Agnes. Esta se asomó con cara de sueño. ―Ubíqueme al piloto, es una emergencia ―ordenó Aristo. ―Sí señor. La señora Agnes se metió a su habitación y salió con una bata puesta para ir a su pequeña oficina a llamar al piloto que tenía su propia casa en la isla. Aly tomó el teléfono ―Pappas, mamá no despieta ―contó sollozando. A Aristo, se le partió el corazón por la voz de tristeza y miedo de su bebé, se preguntó ¿Por qué sus hijas habían pasado por tantas cosas? ―Voy en camino, princesa, ¿puedes
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