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24 chapters
20.
Era Jueves, y los muebles que los chicos habían pedido hace días en la tienda llegaban a manos de un gigantesco camión, David entraba más tarde a la universidad y es por eso que se había podido permitir el lujo de poder ayudar, en su cabeza aún latía el recuerdo de ese día, de la reacción y de por qué esa mujer había hecho que su esposo reaccionase así. Él había decidido no decirle nada, darle la libertad a Mane para que fuese él quien le contase lo que pasaba con esa trabajadora, aunque, por la familiaridad de la cara podía hacerse una idea de lo que estaba pasando.Permanecían en silencio mientras metían los muebles en la casa, y ese silencio era roto por la voz de Brenda que se asomaba para ver qué estaba pasando. - Hombre forastera... - El estudiante rompía el tenso silencio que poco a poco iba atenazando a la familia. Brenda seguía con su perrito en las manos, como ese motivo de aferrarse a algo para no caer del puente, siempre se había dicho que todos los suicidas estaban enamor
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21.
En la terapia, Mane y David se habían puesto en posición, el policía detrás del estudiante, así con todas las parejas, primero los hombres detrás de las mujeres y luego y viceversa. La actividad grupal consistía en que, debían dejarse caer y que sus parejas los cogiesen, eso afianzaría aún más la confianza, si es que esta había disminuido o incluso se había roto. Todos lo hacían. — !Venga David lánzate...! — El chico tenía mucho miedo mientras negaba. Sheyla unía sus ojos a los dos y se acercaba a ellos. — ¿Que os pasa? — Mane, era el que desde atrás respondía. — David no quiere tirarse, no confía en mí. Y su voz ronca y fastidiosa había hecho acto de presencia en los tres, el nudo en la garganta se había colgado en el estudiante. Pero, tantas veces le había dejado caer, tantas veces que no le había importado tirarle a propósito que ahora no había nada que pudiese hacer que el universitario quiriese hacer caso a la terapeuta. — Oh, o sea que tienes miedo... — David respondía. — Sí, e
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22.
En la hamburguesería y mientras Mane, Brenda y David cenaban, el chico terminaba por confesarle lo que habian hecho, Mane al principio intentaba comprender cual había sido el proceso mental por el que estaba pasando su esposo cuando se decidió a ir a la tienda. — !Ustedes no tienen ningún derecho a hacer algo así! — Y esa vez el policía tenía razón, nadie tenía derecho a hurgar en el pasado de nadie, por muy duro o complicado que fuese. — Sólo queríamos intentar ayudarte Mane. — Brenda era la primera en romper el tenso silencio que se había formado en la mesa. Él, golpeando con el dedo índice la tabla respondía. — Nadie les ha pedido ayuda. ¿Que no entienden? David miraba a su esposo, de nuevo esa parte que no le gustaba, esa parte que no quería que volviese se estaba volviendo a reflejar. El dolor golpeaba a David, lo golpeaba de tal manera que de repente sentía que no podía respirar, la respiración se le aceleraba a unos niveles fuera de lo común y aun así tenía que ocultarlo, mien
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Adicional
Si me llegan a decir todo lo que me iba a pasar tras el infarto, no me lo hubiese creído, durante toda mi vida he sido testigo de la lucha que mis padres emprendieron para darme lo mejor y que no me faltase de nada, por eso, les quiero demasiado, a ellos y a mi abuela, a la que no concibo mi vida sin ella. Llegar a caer en el vacío, en el abismo, en la lucha por llevar adelante una casa y a uno mismo fue agotador, pero más agotador aún fue el resultado final de la batalla, pero eso es otro tema, hemos tenido que pasar muchas cosas para llegar a poder abrazarnos Mane y yo. Un abrazo implicaba muchas cosas, implicaba refugio, protección, implicaba un cierto aprecio que se tiene que adquirir de cara a que todo salga bien. Fue un tiempo en el que tuvimos muchos vaivenes, un tiempo en el que sentía que sin Mane la vida había dejado de tener sentido para mí, saber que habíamos emprendido una carrera sin llegada a la meta me mataba por dentro. — Hola Cariño... ¿Qué estás haciendo? — Mi ma
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