Axel Vega LazcanoPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoAmaia y yo, tuvimos una entrega demasiado intensa esa noche, era cómo si nos hubiéramos dejado de ver por mucho tiempo. Estar con ella siempre es, perder noción del tiempo y del espacio cuando estamos juntos y solo existimos ella y yo por siempre. Solo nosotros dos, para amarnos, para adorarnos, para entregarnos y demostrarnos de una y mil maneras el amor; nuestro amor.La contemplaba dormir, acariciando su cabello, justo después de haberla llevado al cielo en ese hermoso lugar, escuchando de fondo las olas del mar y teniendo como techo, las estrellas del cielo. Con la calma que ella me daba, me quedé plenamente dormido, hasta que, al día siguiente, el sol nos alumbró y desperté sobresaltado.–Amaia, mi amor, despierta cariño – La moví lentamente – Por favor, preciosa. Ya ha amanecido.Me había dejado llevar por el arrullo de las olas del mar, solo recuerdo que había cerrado los ojos para descansar un poco, antes de que nos regresáram
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