61. Aferrada a la fe.
Gabriela con el pasar de las horas finalmente debió tomar la decisión de ir a casa, entre lágrimas y completamente conmovida porque para ese momento la condición de Luis se mantenía igual, fue acompaña por Tomy hasta la entrada, — Anímate, ya verás cómo mañana habrá buenas noticias. — Yo también tengo fe de que así sea, supongo que el agotamiento y la tensión de todo lo vivido me hace sentirme más desanimada que de costumbre, mañana vendré temprano a reemplazarte, ¿de acuerdo? — Intenta descansar, no tienes que madrugar, lo importante es que te recuperes. — Está bien, no te prometo nada, pero me obligaré a dormir, por favor si dan alguna información avísame no importa la hora. — Así será, ve con tu hijo y tu madre que deben estar ansiosos por saber de ti, dijo abriéndole la puerta del taxi. — Tienes razón — , afirmó ella entrando en el vehículo, — Y gracias Tomy por acompañarme y tu apoyo. — Recuerda, ahora somos familia, nos tenemos los unos a los otros — , dijo al cerrar la
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