Olivia comenzaba a sentir náuseas.Dios, era el día de su boda y todo el mundo se movía corriendo de aquí para allá, veia a Óscar ir y regresar, Claudia levantar la voz procurando que todo esté perfecto y hasta su madre se veía nerviosa.Esa mañana no se sentía muy bien, por lo menos Dorian se había encargado la anoche anterior de hacerla tomar un vaso de agua y píldoras para la resaca.Pensar en Dorian la puso más nerviosa, esa mañana le dio un beso casto de despedida antes de que Claudia y Óscar llegarán para llevársela arrastra sin siquiera comer.De repente las náuseas la atacaron de nuevo, sintiendo que todo se movía a su alrededor.—Estas pálida, Olivia siéntate un rato—Óscar la obligó a sentarse en la primera silla y con un abanico improvisado le daba aire.Sin embargo ella se levantó con cuidado.—Aire, necesito aire—le rogó y él se encargó de sacarla del sitio sin que nadie se diera cuenta.Solo faltaba
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