Cuando regresaron a casa, Anna coloco las rosas en un jarrón y las llevo a su habitación. Se cambio de ropa y se puso su pijama, salio al balcón a pensar en todo lo que Agustín le había dicho, ella estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se percato que Agustin estaba detrás de ella. Agustín se acerco a ella y la abrazo por detrás, en un principio se sobresalto, pero al sentir los brazos de Agustín, solo sonrió. — ¿En que piensas? — preguntó Agustín, enterrando, su barbilla en el hombro de Anna, sintió el aroma de su piel Agustin beso el cuello descubierto de Anna. — En... En nada. — respondió ella, poniéndose nerviosa, pues al sentir los labios de Agustín en su piel, una corriente extraña recorrió en todo su cuerpo. — Te quiero, te amo y eres lo mejor que me ha pasado, gracias por existir y por a ver entrado en mi vida. — dijo él. —Si se trata de agradecer, creo que el merito se lo llevan nuestros padres no lo crees. — Sí, en eso tienes razón, gracias a ellos tu estas a
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