Cuando Agustín llego, Anna estaba en casa de su padre siendo reprendida por él, José estaba tan molesto que los gritos se escuchaban hasta la puerta de entrada. — Anna, en que diablos estas pensando, como fue posible que te fuiste sin siquiera avisarle a tu marido a donde ibas, yo creí que habias uido de nuevo. — cuando José, estaba molesto, su voz era más demandante de lo normal, a esto era a lo que Anna le temía. — Perdón por eso, pero ¿Cómo le avisaba a Agustín? Si ni siquiera sabia dónde estaba, ¿Cómo querías que le avisara? — respondió ella, y esto molesto más a José. — Ya discutí eso con él, Anna tienes que entender una cosa, él es tu esposo y tienes que avisarle a dónde vas y con quien estás. — ésto molesto a Anna, así que no quiso quedarse callada. — Si, él es mi esposo, el esposo que tu me pusiste, me entregaste a él cómo si yo fuera una mercancía, si ya no me querias aqui mejor me lo hubieras dicho, y yo me hubiera ido lejos, en lugar de casarme con un hombre al quien no
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