Al fin llegó el día del almuerzo con Penny y sus hijos en mi mansión donde mi mamá me tiene con la piedra afuera de tanta preguntadera sobre si ya están listos para ir los a buscar, que si de verdad van a venir, que si mejor compra refresco e lugar de darles jugo, que si estarán acostumbrados a comer en una mesa, que si comerán o no todo. -Mamá, Penny dijo que a todos les gustaba el pasticho, que tomaban de todas las frutas menos Rox que no le gusta comer ni tomar jugo de mango. -¿Entonces mejor sería comprarles refresco a ellos que son jóvenes? -Yo les compraré el refresco, mamá. He aprendido varias cosas en esta vida y una de ellas es que a las personas mayores hay que seguirles la corriente, tengan o no razón en lo que imponen, claro que me refiero a cuando dan una opinión o cuando dicen cosas para que uno las haga. -Gracias, hijo. ¿Qué tal si los vas buscando ahora? -¿Los refrescos? -A nuestros invitados. La verdad así que diga nuestros me suena a mucha gente. Esto es algo
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