Zhayar se puso una máscara impenetrable mientras desaparecía detrás del estrado, consciente de que había recuperado el poder en esta farsa que él había organizado. Si era su castigo, entonces lo aceptaba, aunque le costara mucho en su orgullo. Una sonrisa relajada en los labios de Zhayar se unió a la mesa y se disculpó con los invitados por la ausencia de su acompañante, alegando que estaba muy cansado. Conciliando, los invitados terminaron sus postres sin demasiada demora. Tomando muy en serio su papel de gobernante, Zhayar se tomó el tiempo de saludar a todos los invitados, casi satisfecha de hacerla languidecer...Porque a pesar de su muy sutil maniobra, fácilmente podía imaginarla impaciente... incluso preocupada. Entonces, de repente, este pequeño juego comenzó a aburrirlo, estrechó la mano de los invitados sin disimular su impaciencia. Un vacío abismal lo llenó, dándole entonces otra razón obvia para casarse con ella. Faltaba Liya en su carne, su cuerpo y su espíritu... es como
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