Liya suprimió el calor que encendía su cuerpo y rápidamente sacudió la cabeza.- ¿Por qué tengo la extraña sensación de que no lo vas a hacer?- Siempre cumplo mi palabra, Liya, respondió, inclinándose hacia ella, con una sonrisa.Mejillas en llamas Liya miró el caftán, sin saber realmente si podía confiar en él. Por el rabillo del ojo esperó a que él se diera la vuelta y se dirigiera a la pantalla. Una vez atrás, Liya sintió que se le aceleraba el pulso.- ¿Quién es el dueño de esta ropa? Preguntó Liya con la esperanza de tener una conversación que pudiera entretenerlo.- A nadie en particular, esta colección me la regaló un diseñador hace dos años.Liya deslizó su vestido por sus caderas.- Eres la primera en ponértelas, añadió con voz grave, tan grave que ella se apresuró a desabrochar los botones de su vestido.Torpemente, lo hizo bajar a lo largo de sus pantorrillas.- Esta colección es magnífica...Liya reprimió un grito ahogado, mirando ansiosamente la pantalla.- Oh, no... yo.
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