No tuvimos tiempo de hacer absolutamente nada, la supuesta sorpresa que me tenía preparada quedó en el olvido debido a su madre, y para mi desgracia, no pude descansar como tanto había deseado de camino a allí. Bajé escalón por escalón, con la mochila entre mis manos, Jack iba a mi lado, con sus labios totalmente sellados.Caminábamos a prisa fuera de allí, para poder alcanzar a Deborah, quien fumaba un cigarrillo en medio de la calle. Jack se notaba demasiado tenso para mi gusto, su madre con un perfil bien recto, ponía sus ojos en blanco cargada de fastidio cada vez que nos miraba, estáticos a la espera de que apareciera el dichoso auto, que al parecer, nos llevaría hasta la capital. Para mi sorpresa, fue una extravagante limusina la que se detuvo frente a nosotros, mi boca entreabierta por la sorpresa, le sacó una sonrisa burlona a Jack, quien al recordar que su madre se encontraba allí, fue perdiendo su estado anímico normal. El interior era acogedor, el aire calentaba mis man
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