La muerte de los soldados no tomo desprevenidos al grupo de Adne, pues ellos reconocían esos insectos, el enjambre se veía como una nube negra muy densa, aún así no emitía un solo zumbido.—Buen trabajo —fue todo lo que dijo Adne mientras se ponía de pie, a la par que trataba de quitarse el collar de restricción que aún estaba en su cuello, lamentablemente este poseía un encantó que lo hacía imposible. El collar quemaba contra su piel, pero no podía quitárselo, Adne ignoraba el dolor provocado por el collar, y siguió adelante, sin mirar atrás, confiaba que Lucien estaría bien, hasta ahora Byakon había demostrado querer mantenerlo con vida. Byakon evitaría matar a Lucien hasta conseguir lo que quería, mientras Lucien no dijera nada.Los pasos del grupo eran silenciosos, a pesar de no encontrar a nadie en su camino, mantuvieron su guardia alta y su discreción al máximo, un paso, dos y tres, a cada paso el collar parecía aumenta
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