Después de unos minutos a solas en el baño Amy salió convencida de que había hecho lo correcto no estaba preparada, aunque lo quisiera, debía reconocer que Keith le gustaba y mucho, pero era como si un presentimiento le dijera que no debía, que podría arrepentirse y ya no era una muchachita como para dejarse llevar por un impulso del momento. Respiró profundo, se miró nuevamente al espejo y se dijo en voz alta «Hice lo correcto, si Keith quiere algo conmigo deberá hacer mucho más que una cena, aunque sea como esta» después de eso volvió a la mesa. El pianista seguía interpretando música de Beethoven y no pudo evitar recordar que en un momento Jonathan le cantaba algunos boleros acompañado sólo de una guitarra junto a una fogata en la playa. El resto de la cena fue tranquila, aunque Keith no perdió oportunidad para hacer preguntas sobre ella descubriendo para su sorpresa que era una mujer sencilla, pero pensaba que podría moldearla a su antojo. Por su parte Amy veía que Keit
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