Franco miró la tarjeta en su mano, la guardó en su bolsillo para luego mirar a Amanda caminar y sentarse en el sofá con la mirada perdida y sumida en sus pensamientos, se acercó colocándose de cuclillas frente a ella, tomó sus manos y llamó su atención.—Cariño, no tienes de qué preocuparte en menos de una hora nos iremos.—Lo sé, es solo que aun no comprendo porque Choi tiene que actuar así, digo; es el hermano de mi madre, ¡por Dios! No le he hecho nada, ni le debo nada.—Las personas que solo piensan en el poder no ven a quien le hacen daño, según me dijiste, en el pasado él quería parte de la herencia de tu madre, tal vez piensa que puede sacar algo de ti.—Sí, lamentablemente creo lo mismo, mi padre me lo advirtió.—Mírame —él tomó su rostro— estoy contigo, te mantendré a salvo y prometo llevarte a casa.—Iremos juntos a casa, te quedarás conmigo ¿cierto?—Estaré donde tú estés, mi amor —Franco se levantó para sentarse a su lado y pegarla contra su pecho. —Espero no te canses de
Leer más