Así de miserable como me sentía, debía dar por terminado todo con los Lombardo. René escuchó hasta la última de mis palabras para darme su opinión, y claro que no era la misma que la mía, pero que sin embargo, me apoyaría fuera la decisión que tomase. Quería estar con Alessandro, pero eso significaba ganarme el odio de todos los Napoli, entonces ello se resumía en dos opciones, una era acabar con Alessandro, y la otra era ceder mi cargo a René, olvidarme de la fortuna de los Napoli y que en algún momento formé parte de ella. No quería dejar mi casa, mi familia, pero si no mataba a Alessandro, ellos lo harían conmigo tarde o temprano si le otorgaba alguna especie de perdón por el asesinato de mi hermano. Estaba en una encrucijada, pero quizá la respuesta era más sencilla de lo que pensaba, simplemente debía largarme con él y olvidarme de quién fui si él me perdonaba por todo lo que hice fingiendo ser una dulce paloma. El problema era si él no quería alejarse de Florencia, abandonar a s
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