KassidyKassidy lo escuchó con calma hasta altas horas de la noche, sin atreverse a expresar sus verdaderas emociones, porque quién era ella para decir la frases que tenía en la punta de la lengua y hacerle daño con ellas. Era evidente que él estaba sufriendo y no sabía cómo consolarlo sin que se notara falsa si decía que era terrible que Anna no deseara hacer lo que él quería, cuando en realidad se sentía eufórica, pensando que la modelo los libraría de semejante responsabilidad. Sabía que ante los ojos de muchos e incluso ante sí misma, parecía la peor de las mujeres, pero era lo que sentía y por eso decidió que era mejor seguir guardando silencio y escucharlo, porque quizás lo único que necesita era eso y no a alguien que vertiera su opinión, sin estar en sus zapatos.—Luna, ¿me escuchas?—Sí, sigo aquí.—¿Te estoy aburriendo?—No, no es eso —mintió con un nudo en la garganta—, solo estoy cansada y el calor aquí en Honduras hace que entres en un gran sopor a esta hora.—Lo siento
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