Gideon Cross Mantengo a Tessa entre mis brazos presionada contra mi cuerpo, escucho su suave respiración ahora duerme profundamente, sus pestañas revolotean ligeramente. Observarla me llena el corazón de una forma extraña. ¡Jamás en mi puta vida! Había experimentado esta necesidad. Tessa, es mi mujer..... ¿Cómo esta pequeña chica?, me volvía tan dependiente de sus atenciones. Una voz molesta me saca de mis cavilaciones. Hasta aquí escucho la irritante voz de esa mujer que parece el perro guardián de mi ratoncito, mientras habla con más volumen en su voz, no tiene temor provocarme con tal de proteger a su amiga. Me hace gracia si no fuera por Tessa probablemente la haría ver su suerte. Aunque debo aceptar que muy en el fondo me agrada su vena guerrera. Oponerse a mí para cuidar de su amiga, sin considerar su propia seguridad me hace respetarla. Mi mujer abre su pequeña boquita murmurando monosílabos incomprensibles, se mira tan tierna que algo en mí se vuelve posesivo, quiero que
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