39. HILO ROTO
Capítulo treinta y nueve: Hilo roto*Narra Maia Miller*El trayecto hacia la comisaría se me hace eterno. El silencio reina entre nosotros y la tensión se puede cortar como si fuera un hilo invisible, aunque tremendamente poderoso. Y no me cabe duda de que, si tiramos de él, saldrán muchas cosas hechas pedazos, esparciéndose en nuestras narices como partículas suspendidas en el aire, invisibles, pero tóxicas. Hay juegos que nunca se deben jugar, puesto que son tan peligrosos que matan y todos nosotros hemos estado jugando bastante.No dejo de pensar en lo que hablamos..., en Gerald, en que no pude terminar de contarle toda la historia a Bruce... —Intenta no equivocarte esta vez —brama él a mi lado al teléfono antes de colgar. Ni siempre me ha dicho con quién habla, no la ha dirigido la palabra desde que si jefe de Seguridad nos interrumpió. No sé si está huyendo de hablar conmigo en el camino, o simplemente hay demasiadas órdenes que dar, que no consigue un segundo de libertad ni
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