Luar se encontraba encerrada en su cuarto desde el momento en que había sucedido todo, por más que Andrew le rogó desde el otro lado de la puerta que lo perdonara por el error que había cometido, ella no le contestó, ni siquiera para insultar por lo estupido que fue.La pequeña Omega solo podía llorar, en su cabeza solo se repetían las palabras de su jefe.– Eres más fácil de lo que creía Luar.Aquellas palabras fueron como un puñal directo en su corazón, que a cada segundo que pasaba se enterraba aún más profundo.Le dolían y mucho, era increíble que por más que se esforzaba en demostrarle amor a su jefe, esté solo la seguía tratando como a una puta, no entendía como aquel hombre no era capaz de creer en ella, si jamás le dio motivo para que desconfiara.Nunca debió acostarse con su jefe, jamás debió firmar aquel maldito papel, eran sus pensamientos, entre tanto las lagrimas se acumulaban en sus ojos, hasta rodar por sus mejillas, las cuales sentían que quemaban a medida que caen.Si
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