Hazel se remueve en la cama al no encontrar una postura cómoda, su panza ha crecido mucho, y estando en el último mes de embarazo, se le complica dormir. —¡Ah, quiero dormir! — expresó enojada, no había conciliado el sueño en toda la noche. —¿Qué puedo hacer para ayudarte, mi amor? ¿Quieres que te haga masajes? ¿Qué te dé besitos y te, acaricie la panza? — le preguntó Zarek. —Las caricias en la panza estarían de maravillas, eso siempre me ayuda — sonrió ella. —Muy bien — paseaba su mano derecha mientras la observaba intentar dormir, se fijaba en lo mucho que había cambiado los últimos meses, estaba radiante, preciosa como nunca antes. —Olvídalo, no puedo lograr mantener en una postura — tomó asiento en la cama — Ya quiero que nazca, pesa mucho. —Es que… ¿Cómo no va a pesarte la panza si pasas el día comiendo? —A ver, tu hija, le encanta comer demasiado, y como buena mami que soy, tengo que complacerla — el griego suelta la carcajada. —No me jodas, Hazel ¿Dirás que es la niña?
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