La mansión de Green se encontraba invadida por policías, paramédicos y periodistas, Hazel estaba siendo atendida por los médicos con su bebé en brazos, ya estaba más calmada y aliviada de saber que su pesadilla había acabado.—Ya pronto nos iremos a casa, mi amor, déjame dar unas declaraciones y nos vamos — sostuvo el rostro de su hija.—Papá… ¿Mamá? — James bajó la mirada, no iba a mentirle, era algo imposible de ocultar.—Lo siento, mi amor, lo siento tanto — Hazel ahogó el llanto y no dijo nada, se había quedado congelada — Murió un día después de… la falsa noticia de tu muerte — le dio un abrazo a su hija.—Lo imaginé, aunque muy dentro mantenía las esperanzas, es mi culpa, papá, debí escucharte cuando quisiste ayudarme, y yo te detuve creyendo que podía tener mis problemas bajo control — James sostuvo el rostro de su hija, la miraba a sus ojos sintiéndose imponente de que ella no pudiera tener ese mismo privilegio que él.—Lo importante ahora, es que estamos juntos, mi amor, tú,
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