Minutos después la espuma que cubría su largo cabello resbalaba por su mojado cuerpo, el agua que creyó la relajaría solo incrementó su ansiedad… iba a pasar, estaba segura, ya había aceptado pertenecerle… sabía que él no se detendría… y algo en su interior, deseaba que no lo hiciera, no supo si fue por ver a Giancarlo y a Fiama tan cercanos o era por él, por lo que Giovanni le provocaba. “No te confundas” se aconsejó… solo eran sus hormonas traicionándola una vez más.Una vez que se vio fuera del baño, secó ligeramente su largo cabello y se colocó un fresco short y un ligero blusón de tirantes en tonos beige, que usaba como pijama. Observó la luna brillar tras la delgada cortina y afuera el silencio era casi total.Abrió la puerta y se asomó, vio a Giancarlo entrar a su habitación y cerrar la puerta tras él.—Mejor no— se acobardó, mordió su labio al ver que ya pasaba de media noche en el pequeño reloj de la pared de su cuarto.“No me obligues a ir por ti” recordó la amenaza del rubi
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