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Forzarla a amarlo
El rubio sonrió molesto — Así que fue tu amiga— entendió y llevó su mano hasta su intimidad, deslizando dos de sus dedos por su ya húmedo sexo, obligando a la joven otra vez a temblar.Ella apretó sus ojos y contuvo el aliento, su cuerpo ardió… ¿qué estaba mal con ella?—¿Qué parte de que eres mía no has entendido? – volvió a cuestionar roncamente, y esta vez, su instinto de posesión la reclamó, una de sus manos seguía ocupada en acariciar su intimidad, y la otra sus senos.Regina negó en silencio, le estaba costando no dejarse arrastrar por él.—Creo que debo recordártelo, Regina — mencionó el rubio y tras dejar sus senos, separó su cabello para poder besar su cuello, Regina ya no pudo contener sus gemidos.La respiración de la joven escapaba por sus labios y sus pechos se movían a un ritmo constante y profundo, Giovanni estaba disfrutando eso, mientras pegaba más su cadera contra ella y marcaba la parte trasera de su cuello… la sintió más de él.—Por favor… no ha-hagas eso…o no…me p
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En medio de una ilusion creada
Rauda miraba a todos desde aquella burbuja, estaban prisioneros en su ilusión, una en la que la llamada Regina Martinelli no podría despertar su lado lobeno, una en la que creía que su padre aun estaba con vida y su madre no estaba encerrada en un hospital para alcohólicos, todos iba a saliendo según plan y pronto, ella tomaría el lugar de la tonta chica para ser la compañera de Giovanni.Sonrió de manera torcida y soltó el mechón del largo cabello de la dormida pelinegra.—Vamos a ver cómo reaccionas a esto, Giancarlo — mencionó divertido mientras se retiraba directo a la primera planta.Bajó las escaleras también agotado pero el hambre comenzaba a incomodarlo, llegó a la cocina y abrió el refrigerador buscando algo fácil para preparar, negó en silencio mientras sacaba varios quesos, jamón y una lechuga, después de la alacena sacó el pan y mayonesa, también un par de platos, era la primera vez que preparaba alimento para alguna de sus amantes.Volvió a negar…algo le decía que debía a
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Placeres
Ah descuida, hace rato que hablé con Giovanni armé todo en mi cabeza y comprendí la turbia historia que ustedes dos se traen — explicó— así que me encargué de cubrirte con Jane, le dije que terminamos tu cita y recibiste una llamada de tu nana y que fuiste con ella porque estaba muriéndose.—¿Mi nana Nicoleta? —Preguntó indignada por semejante atrocidad de mentira.Tranquila, supuso que exageraba, pero lo creyó.—Pero …¿Pero? – interrumpió —Un gracias, eres la mejor amiga; estaría mejor – exigió Alma.Regina cerró los ojos resignada —gracias… supongo— mencionó lo último muy bajo.Alma sonrió del otro lado —Regina… ¿lo quieres?—¿Q-qué? – mencionó, su corazón y respiración se aceleraron ligeramente.Ah, olvídalo, luego me dices — Alma le restó importancia para colgar el teléfono, supuso que sí, pero ya no quería quitarle más tiempo, sonrió emocionada… “te lo mereces, Stephidiota” pensó en el pelinegro al que consideraba un cretino de hermoso cabello, pero que nunca le cayó bien.Regin
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Momentos bellos
—Giovanni…— gimió fuerte su nombre al no poder soportarlo más, su cuerpo entero se perdió en ese placer que ansiaba y que solo él le había provocado.Se sintió de él… sintió real ese momento.Él gimió roncamente y la movió con fuerza un par de veces más, los pechos de la joven amortiguaban sus movimientos y la obligaba a jadear al presionar contra ella… nunca había disfrutado tanto un cuerpo como el de Regina.—Voy a… ¡agh! – gimió roncamente al envestirla por última vez.Cerró los ojos y apoyó su frente contra el rostro ladeado de Regina… dejó chocar su caliente aliento contra el cuello de la joven y disfrutó del orgasmo que Regina todavía experimentaba al sentir su miembro ser succionado en espasmos por su interior húmedo, apretó posesivamente el abrazo a su cadera.Ella volvió a gemir al sentir el miembro del rubio moverse en su interior al continuar derramándose, y al mismo, luchar por controlar su respiración… ¿qué hecho? … reconoció culposamente que el riesgo de eso que hizo, in
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Amor doloroso
—¿Y ahora qué debo hacer? – se preguntó preocupada la pelinegra al ir subiendo las escaleras que la llevarían a su habitación en el campus universitario“Ay no … pero yo sola me metí en esto” pensó resignada y después se molestó “No, el idiota de Giovanni también lo hizo y la de los problemas solo soy yo”Suspiró profundamente antes de girar la perilla de la puerta de su habitación, eran más del mediodía y ella seguía con la misma ropa de ayer…esperaba que Jane no le dijera nada.—¡Hola!… ¿Uh? – Saludó alegre y después frunció el ceño a no ver a nadie.—De este lado, Regina— la voz de Jane hizo avanzar hasta su sector.—Hola— saludó nerviosa.—Hola— respondieron dos voces, Jane estaba atenta a la portátil de Regina y Alma la miraba risueña y cómplice, Regina desvió la mirada hacia la castaña.—¿Qué haces? – cuestiono la pelinegra.—Cargo a la red social las fotos de tu cumpleaños — respondió simplemente mientras revisaba las fotos y colocaba alguna etiqueta a las que se iban cargando.
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Sorpresa desagradable
—Llegas tarde— comentó al verla atravesar una de las puertas de cristal del edificio.—No sabía qué ponerme — Confesó y mordió su labio nerviosa.Al final había optado por unos jeans desgastados y una blusa de tirantes beige, ajustada del busto y suelta desde abajo del mismo, traía en la mano una pequeña maleta y un ligero suéter para más tarde.Giovanni prestó atención a su cuello expuesto y al escote de su blusa que era opacado por un largo colgante de flores esmeraldas, sonrió al ponerla nerviosa.—¿Esa es tu ropa? – le preguntó mientras le quitaba de la mano la negra maleta.Regina asintió nerviosa después de que él le tomara la mano y la incitara a caminar, era el primer fin de semana que pasarían juntos los dos, ella también avanzaba en su relación con el rubio y no se estaba deteniendo a pensar.—¿Quieres ir al cine? – Giovanni le preguntó al tomar uno de los caminos que los llevarían al estacionamiento.—Sí— respondió de inmediato —estrenan una película genial –Giovanni sonri
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Sentimientos diferentes
Regina seguía sintiendo su corazón nervioso y el cuestionamiento del rubio seguía estremeciéndola más que sus caricias, o la promesa de lo que ocurriría entre ellos esa misma noche y las horas que le siguiesen, avanzó siguiéndolo y chocó contra él al haberse detenido abruptamente.—¿Qué? — preguntó desorientada.La mano del rubio la apretó inconscientemente – Scar-Scarlett — la voz del ojiazul fue profunda.Regina salió de tras él y observó a la mujer que solo tenía ojos para Giovanni en ese momento, luego volteó a verlo a él y su mirada había cobrado profundidad, seguía apretándola de la mano, pero estaba segura que ya no sabía que estaba a su lado… ¿quién sería esa mujer?La puerta del elevador comenzó a cerrarse y Giovanni la detuvo con su mano mientras seguía sosteniendo la maleta de la pelinegra.—¿Qué haces aquí? — su voz sonó ronca mientras salía del lugar con Regina de la mano.Ella guardó silencio y sintió cierta tensión en el ambiente.—Quería verte, te he extrañado tanto —
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Emociones
—¿A dónde? — preguntó el robusto hombre al verla por el retrovisor.Regina luchó por no hipear y secó sus lágrimas que seguían cayendo —a… al campus universitario, por favor — dijo y evitó ver al hombre que ya la había notado llorando —al sector de dormitorios del ala oeste — Especificó mientras su mirada se perdía entre el verde de los árboles que se trasformaban en postes y edificios conforme avanzaban.“Soy una estúpida” pensó dolida… solo a ella se le ocurría confiar en Giovanni, era él el que la estaba manipulando y era ella la que se lo permitía, no había nada entre ellos, aunque a veces le pareciese lo contrario, sus ojos volvieron a aguarse y su vista se distorsionó… ¿por qué le habían dolido tanto sus palabras? ¿porqué de verdad se sentía identificada? ¿o porqué en ellas sintió que él ya la había catalogado como una de tantas?Su cabeza era un nudo, ella siguió derramando silenciosas lágrimas.—No lo amo — mencionó despacio y para su fortuna el chofer no pudo escucharla al ha
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Solo ella
—Hablemos… ¿sí?— dijo ella y se giró, se sentó de lado frente a él y alzó sus piernas para abrazarlas… una sensación extraña le decía que algo se rompería con esa conversación. —Regina…— volvió a nombrarla el pelinegro y tomó un mechón de su cabello, la pelinegra ladeó su rostro incómoda y él la notó —te quiero— aceptó y los ojos de ella se abrieron con sorpresa. —¿Qué? – —Siempre te quise… lo sabías, ¿no?— la voz y la mirada suave del joven conmovieron a Regina que se sintió tonta. Negó en silencio —tú… tú… Giancarlo ladeó el rostro impotente —he venido cometiendo error tras error— aceptó y su mirada cobró profundidad. Ella frunció el ceño… “yo también” —Lo mío con Fiama no…— comenzó y el corazón de la pelinegra golpeó fuerte… estaba nerviosa. Él suspiró pesadamente —Voy a dejarla—. Corrigió. —¿Qué? — preguntó desconcertada… ¿de verdad estaba diciendo eso? —Regina… sé que no te merezco, pero… aun así… —No— lo detuvo al alzar el rostro a verlo y llevar una de sus manos a su
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Su nombre
Apoyó su mano en el asiento y la otra en la cadera femenina y se separó un poco de ella… Bajó su mirada a su unión y se observó penetrarla. Vio su piel brillar por las luces de los altos postes de alumbrado público y sus senos moverse conforme seguía envistiéndola.—Giovanni…— lo nombró jadeante… eso no estaba bien… ¿cuándo podía romper con él definitivamente? Alzó su vista a él y vio la profundidad de sus ojos verla de una extraña manera… sus deseos de llorar volvieron, pero esta vez de un extraño placer anteriormente desconocido.Giovanni jadeó fuertemente al alzar ligeramente su cadera y hundir su miembro hasta el fondo de su cuerpo… Regina cerró sus ojos al recibirlo. ¡Dios! Todavía no era media noche y ellos estaban haciéndolo en el estacionamiento de la universidad.Las delgadas manos femeninas inútilmente buscaban aferrarse a la suave piel del asiento, se sentía avergonzada por estar así, pero extrañamente también se sentía bien… sus senos se movían de arriba abajo, y Giovanni
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