CAOS Y VERDADPOV ANA LUCÍA GAITAN Jamás borraría de mi mente la expresión de desprecio que vi en la reina cundo noto que la mano de su hijo y la mía venían juntas. Si bien ya sabía que yo no era de su agrado y que la primer impresión que había dado no era la más favorable, también estaba el hecho que no podía uno juzgar a otro individuo solo porque si.Con un nudo en la garganta, camine hacia el despacho de Eduard, rogando por que las visitas que me había anunciado esta mañana ya hubieran desaparecido. La euforia que me había provocado el hacer el amor, ya no estaba y ya no me sentía tan asegura de mi misma.Me preocupaba que mi pasado saliera a la palestra pública. No sentía vergüenza de lo que yo había hecho, ni de contarle a Eduard como habían estado las cosas… pero obviamente la versión menos creída en esa penosa situación fue la mía. No habían pruebas que me acusaran, pero su había un testigo que cometió perjurio y me inculpó en pleno juicio, además de que el juez era un corr
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