DOMINICEDAD, DIEZ AÑOSNo puedo apartar mi mirada de ella, es todo lo que necesito, es hermosa, la niña más linda que haya visto en la vida, sus ojos, su cabello, su piel, le pregunté a papá qué tenía que hacer para que ella fuera mía, legalmente, solo se río y argumentó que eso era imposible, porque era mucho menor que yo, no me importa, la elegí desde el momento en el que me gustaron los ojos de Megan Shaw. Mientras los adultos se divierten a lo lejos, trato de no apartar la mirada de ella, Arya, una niña le da su oso de felpa, ella sonríe y está a punto de dárselo cuando llega un entrometido y se lo arrebata, ella hace un tierno puchero que avisa que está a punto de llorar, hasta que él la reta y ella lo sigue, corriendo detrás de él. Rápido me enfada, Arya no tiene que correr detrás de ningún niño, solo de mí, solo tiene que verme a mí. A nadie más, es por eso que los sigo a mi paso, cuando la encuentre la voy a castigar. Los sigo hasta que se adentran al bosque que rodea la p
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