- Pietro – Lily lo llamó desde la terraza, ajustando su bataÉl no le temía a Pablo, pero la idea de que algo pudiera pasarle a su mujer o sus hijos, lo paralizaba.Lorenzo llamó la atención del hombre – ¿Ibas al psiquiátrico?- ¿Qué sucede? – insistió Lily- Es Pablo – respondió Pietro- Es hora – sentenció LorenzoQuizás, habría una manera de terminar con todo aquello sin exponer a Lily ni a sus hijas.El pálido Pietro miró a su esposa, en su interior, temblaba como una hoja.- No – aunque así fuera, necesitaba un poco de tiempo, solo una hora, para besar a su esposa y despedirse de sus hijas- ¡No hay otra manera! – insistió LorenzoClaro que lo sabía, pero si iba en ese momento al psiquiátrico, si saber cuánta gente tenía Pablo, con la inestabilidad que tendrían después de esa llamada, no había manera de prever si él mismo podría salir ileso.Pietro golpeó la puerta del auto que ni siquiera encendió, cerrando con un fuerte estruendo y se apresuró dentro, dejando a Lorenzo atrás.Lo
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