Ahora estábamos los dos en el sofá del despacho, yo estaba medio acostada en esté y Alonso postraba su cabeza en mi panza mientras me abrazaba por la cintura y yo peinaba un poco su largo cabello, había crecido demasiado desde su último corte.- No logro escuchar nada- dijo con un puchero en los labios, había estado tratando de decirle eso desde que se le ocurrió la loca idea de escuchar a nuestro hijo con sólo poner su oído sobre mi estómago, pero el señor "todo lo puedo" siguió intentando pese a mis insistencias.- Amor, creo que necesitas uno de esos aparatitos que usan los doctores para oirlo- dije burlona.- ¿Un estetoscopio?- preguntó y yo sólo asentí mientras sentía sus finos cabello entre mis dedos, casi podía quedarme dormida en esta cómoda posición, pero de pronto el se paró rápidamente de su lugar y caminó con grandes zancadas hasta el escritorio donde estaba su teléfono, marcó un par de números y esperó, ahí iba mi comodidad y sueño.- Soy yo, necesito uno de esos aparatit
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