No podía créelo, de verdad que no podía, estaba tan enojada, tan llena de frustración y enojo, que solo camine por aquel parque al que había llegado de la nada y al ver a la mujer sentada en la enorme banca camine hacia ella con un gesto lleno de furia y solo me desplome a su lado mientras daba un gran suspiro y cruzaba mis brazos, en lo que esta me observo de soslayo y sonrió como si nada, la verdad es que jamás había hecho algo parecido, jamás había actuado ante un desconocido de tal manera, pero ella no era desconocida, yo la conocía perfectamente, yo sabía quién era esta.Su nombre era Senga, no me pregunte como lo sé, solo sé, ella es Senga, la mujer que de mi diario, mi amiga, aquella que daba las más locas ideas, que por alguna razón yo podía hacer sin problemas, aquella mujer con la me sentía tan gusto que ahora mismo estaba tan tranquila, que incluso no me importaba mostrarme como era, por lo que di un bullicioso suspiro y observe como ella seguía sin decirme nada, es más par
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