Jen SaldañaMiamiLa noche que les confesamos todo a mis padres, ellos se quedaron muy molestos cuando hice mi maleta para irme a quedarme a casa de Emiliano, dónde afortunadamente fui muy bien recibida por su mamá, aunque esa noche no convivimos mucho y sólo llegamos a dormir. Fue hasta la mañana cuando ella muy linda, nos preparó de desayunar. No sabía ni que decirle, me apenaba el caso en el que nos encontrábamos Emiliano y yo.–Hola buenos días, chicos, ¿Cómo durmieron, pasaron bien la noche? – Nos preguntó Nora, la mamá de Emiliano – Espero que hayan podido descansar.Yo no había pegado el ojo en toda la noche, solo que quedé despierta pensando en lo fatal que estaba mi vida, solo mi pedacito de cielo me causaba alegría, por él tenía que luchar contra todo. –Hola buenos días, mamá – Respondió Emiliano – Sí, pudimos descansar un poco, muchas gracias.Pues al parecer tampoco pudo dormir mucho que digamos, sus ojeras se marcaban un poco, pero como habíamos llegado un poco tarde se
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