Matías, como nunca, se queda dormido. Al menos no tiene que ir a trabajar, pero está acostumbrado a levantarse temprano de todas maneras, ejercitarse un poco y tomar su desayuno, pero esta vez nada de eso pasa.Por el contrario, lo despiertan los golpes insistentes en la puerta del departamento. Mira a Charlize, que está acurrucada a su cuerpo, sigue durmiendo plácidamente y ni los golpes en la puerta la despiertan.Se pone de pie, saca un pantalón de pijama que dejó allí para cuando se quede a dormir con su princesa y se va a ver quién es.Abre la puerta directamente, con mala cara por haberlo despertado, pero se le borra en cuanto ve la figura de Gerard. Los dos se miran con la boca abierta, se evalúan un poco y luego Gerard entra sin pedir permiso.—¿Celebrando el compromiso? —sisea Gerard, pero Matías no entra en su juego.—Buenos días, Gerard, ¿le pasó algo a mi hermana?—No —le dice él con un gruñido, mientras Matías cierra la puerta de la habitación.—¿Entonces, qué te trae por
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