Charla para nada incómoda.
IbrahimSabía que no sería fácil, volver luego de tantos años y ver a mis adorados hermanos me hizo reconocer lo que antes temía, sí soy el hijo de puta que Amin decía, no con palabras, sus ojos lo expresan todo con lujo de detalle. Éramos los mejores amigos, nos contábamos todo, desde los sucesos felices hasta los tristes. Nos llevábamos tan bien entre los dos que teniendo una mansión dormíamos en la misma habitación, eran algo así como pijamadas diarias dónde los demás se unían cada tanto. Arruiné eso por culpa de mi inseguridad y un deseo de libertad que no me llevó a ser feliz, no fue como lo imaginé y ahora lo estoy pagando con intereses. Los extraño, hice mal en irme y creo que también en volver. Mis padres lo remarcaron en la cena, no expresaron la alegría de mi madre al verme llegar y sentarme nuevamente en la que una vez fue mi silla seleccionada. Hablaron tan contundentemente que por un leve instante no los reconocí, no me odian como mis hermanos, pero sí tienen rencor
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