- Solo te quiero de rodillas si es entre mis piernas, Héctor.Joder, ¿acabo de decir eso? ¿Quién eres, Bárbara Novaes? ¿Qué es ese sentimiento que parece cegarte? ¿Qué es esto, que hace que las mariposas en tu estómago sean constantes, te quedas sin aire, tu corazón se acelera y cuando no ves a este hombre, todavía no se va de tu mente?Aparentemente tampoco esperaba la respuesta que le di, porque estaba un poco sin acción.- Me cambiaré de ropa... Prometo ser rápido.- Tómate todo el tiempo que quieras... Simplemente no puedo garantizar que soportaré esperar aquí y no invadir tu habitación.- Sí, lo harás... Acabas de invitar a una mujer en pijama, recién levantada, a una cita. Así que consigue cualquier cosa, Heitor Casanova. Sonreí y corrí hacia la habitación.Tan pronto como abrí la puerta, Ben estaba rebuscando en mi armario, con todas las puertas abiertas de par en par.- ¿Qué estás haciendo? - Estaba confundido. “¿No estabas en tu cama, soñando con ángeles… o demonios?Miré la
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