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Todos los capítulos de Amor Esclavo: Capítulo 31 - Capítulo 40
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Capítulo XXX
–Nunca Adrián, nunca te voy a dejar – se apoya en el fuerte pecho de Adrián y sube y baja por esa larga y gruesa extensión – Ahhhh, Ahhhh–Catalina te quiero – se sienta y besa a Catalina sintiendo como ambos llegan al orgasmo– Catalina, Catalina mi niña de ojos azules – abrazando a Catalina, mientras esta le llena de besos el rostro – Catalina ya casi se acerca tu cumpleaños–¿Cómo sabes cuándo cumplo años? – sonrojada–Porque un día mientras buscaba unos registros de mi padre encontré un libro en el que estaba anotado tu cumpleaños, y también decía que disfrutabas de pescar peces koi –Catalina se pone totalmente roja – te ves linda cuando te sonrojas de ese modo – besando a Catalina y acostándose en la cama–Yo recuerdo que alguien de cabello negro disfrutaba de matar mis peces koi y hacerme llorar – mirando de reojo a Adrián – ¿Por qué eras así de cruel?–Porque si alguien de cabello castaño recuerda, yo le regalaba un pez koi más grande –sonriendo – admítelo, Catalina siempre pesca
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Capítulo XXXI
–Porque pareces una niña que tiene un berrinche – Catalina se sonroja – además ¿no se supone que ya debería haber llegado el novillo que llega a succionarte los dedos?–¿Peque? “es cierto desde que discutí con Adrián, él siempre me envía a peque con algún regalo” no tengo ni idea, seguramente el señor Mendoza del Campo ya se resignó a que yo no quiero verlo – en ese momento llega Martín – ¿Qué sucede Martín?–Catalina, el novillo de La Primavera acaba de llegar – Catalina se sonroja en el acto – Pablo lo está consintiendo mientras sales–“Yo y mi gran boca” enseguida salgo a ver a peque – suspirandoCatalina sale acompañada por Martín y Antonio José, al salir peque se acerca y le succiona los dedos y Catalina ve que lleva en su cuello un mensaje.–Peque ¿Por qué sigues secundando todo lo que se le ocurre a Adrián? – el novillo le succiona los dedos – ni siquiera me escuchas ¿verdad?–Yo de ti al menos contestaba el mensaje bien tengo que irme antes de que a mi hija le dé un ataque de m
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Capítulo XXXII
–¡Esto tiene que ser una broma! ¡Francisco ven acá ahora mismo! – en ese momento se acerca Francisco–Si señor Mendoza del Campo ¿Qué desea? – Adrián se acerca y le da un puño en el rostro, Felipe debe sostener a su amigo – ¡¿Qué pasa señor Mendoza del Campo?!–¡¿Cómo te atreviste a negarle el paso a Catalina, con qué derecho lo haces?! ¡¿Cómo te atreviste a recibir notas que estaban dirigidas a mí, qué hiciste con ellas?!–¡Lo hice porque esa esclava no merece pisar la hacienda después de que casi por su culpa la hacienda casi cae en ruinas! ¡esas notas las quemé todas!–Tienes exactamente tres segundos para borrarte de mi presencia antes de que te mate ¡mi padre tenía razón no debo confiar en ti, lárgate! – Francisco hace una reverencia forzada y se retira–¿Qué quisiste decir con eso? Hasta dónde sé tu padre le tenía aprecio a Francisco–Mi padre me dejo una carta antes de su muerte en ella me decía muchas cosas, pero me advertía que no debía confiar en Francisco, esta noche iré a v
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Capítulo XXXIII
–Quiero que bajes al despacho – Adrián ladea su cabeza – quiero que Fernanda Palomino te vea, que se sorprenda, que estalle de coraje la muy m*****a; porque nadie dice que mí hombre la embarazó y me aleja del amor de mi vida sin pagar las consecuencias ¿me darás ese gusto Adrián? O no te dejo moverte – sonriendo–Bueno, yo hago todo lo que mi amor me pida, solo si esta noche ella acepta tomar un baño conmigo – Catalina se sonroja en el acto – ¿hay trato?–Hay trato señor Mendoza del Campo – besando a Adrián – bien iré a cambiarmeCatalina se cambia llevando un bello vestido verde claro que cubre la cicatriz de su espalda y baja al despacho, al llegar ve a Antonio José tomando un poco de té y a Fernanda comiendo un poco de pastel de carne con un jugo de manzana.–Catalina buenos días dime ¿Cómo está todo?–Bien señor Palomino – sonriendo – tuve que ir al ordeño temprano y mis vacas están produciendo buena leche, espero cumplir la cuota que debo enviar a Londres – sonriendo–Catalina…per
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Capítulo XXXIV
–No hace falta, yo puedo complacerte señor Mendoza del CampoY así durante buena parte de la noche, los amantes comparte un nuevo momento de intimidad, disfrutando del contacto, de los sonidos acuosos, de sus besos que decían todo lo que sentían el uno por el otro, de las caricias desenfrenadas.De todo lo que no podían decirse con palabras, lo decían con sus cuerpos desnudos.Jadeando – Adrián…–¿Qué pasa Catalina? – Catalina se gira y lo besa en los labios–Te amo, te amo mucho estoy agotada – sonrojadaAcariciando la mejilla de Catalina – tú me dejas exhausto, Catalina eres el mejor placer que he podido encontrar, ven mi amor tenemos que salir de la tina e ir a dormir, antes de que lo olvide – saliendo de la tina, ayuda a salir a Catalina y seca su cuerpo con cariño y esmero–¿Qué pasa Adrián?–Tengo que ir a la ciudad todo el día, espero no te moleste si no puedo venir mañana a verte mi amor–Solo si me prometes que pasado mañana no me vas a ignorar por estar de coqueto con otras –
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Capítulo XXXV
–Por favor – sacando un saco de monedas que entrega al médico – no diga nada, usted no sabe de esto – el hombre asienta–¿Ha dicho algo, ha dicho quien le hizo esto?–No señor Córdoba, la señorita Ponce y Galán ha estado inconsciente durante todo este tiempo, tuve que administrar bastante alcohol para poder cocerle la cabeza sin que se moviera, pero en cualquier momento debería despertar–Es usted muy amable por haber venido hasta acá, ¡Martín! – este asienta con la cabeza – acompaña al médico hasta la puerta, trae un refrigero para nosotros y un té de manzanilla para Catalina–Si señor Palomino – haciendo una reverencia, está por salir–¡Martín!–Si señor Mendoza del Campo–Dime exactamente quien fue el que hizo esto – apretando los puños, encajando sus uñas en sus manos – “mi hijo…Catalina me hará padre de nuevo”–Fernando Barón y Biza vino con Fernanda Palomino, querían uno obligar a Catalina a devolver a los esclavos de La Tormenta, dos a que según Fernanda de una vez aceptara casa
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Capítulo XXXVI
–Catalina, dime la verdad ¿Cómo murió tu padre? – Catalina abre sus ojos totalmente sorprendido – dime Catalina por favor–No recuerdo Adrián, te lo juro no lo recuerdo tenía quince años cuando murió mi padre “él no puede saber que mi padre murió por causa de Francisco”–Está bien te creo – suspirando – aunque te vuelvo a decir, lo que sea me lo puedes decir ¿de acuerdo? – Catalina asienta con su cabecita – ¿tienes hambre, quieres algo?–Me gustaría comer algo y dormir aún me duele un poco la cabeza ¿no podré ir a tu recepción?–Si podrás ir Catalina pero asegúrate de no esforzarte mucho, aunque quiero que mañana entres conmigo al despacho por unos minutos – diciendo sugerentemente al oído de Catalina, esta se sonroja como un tomate–¿Qué me vas a hacer? – sonrojada–Es una sorpresa mi amor, espera iré a pedir que te traigan algo de cenar, Catalina – esta se queda mirándolo – te quiero mucho, no vuelvas a darme estos sustos, por cierto tengo que decirte algo importante–¿Eh? ¿Qué pasa?
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Capítulo XXXVII
–Adrián…Ahhhh…nos pueden escuchar…Ahhhh, Ahhhh Adrián, detente pervertido–No, no quiero detenerme es tu culpa, por venir tan hermosa – la gira y la hace sentarse en una de las sillas del despacho – mi niña de ojos azules ¿no me va a complacer? – haciendo una mirada un tanto suplicante y demasiado tierna, besando a Catalina, esta le corresponde el beso–S…si…si te quiero complacer Adrián; pero ¿si nos escuchan? – sonrojada hasta las orejitas – aunque Adrián, no tienes porque verme así–¿Así como Catalina?–Así como un borrego a medio degollar esa mirada no te queda – Adrián la mira, con esa mirada pervertida y lasciva que derrite a Catalina–¿Mejor mi amor? – Catalina asienta con la cabecita – y por tu pregunta ¿Por qué crees que los músicos están al lado del despacho? Catalina mi amor, no te preocupes nadie nos va a oír, además los músicos estarán muy ocupados tocando como para escuchar – besa a Catalina y retira el chal dejando ver el bello diseño del vestido – eres tan linda Catalin
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Capítulo XXXVIII
–Desde que alguien, quiso interrumpirnos en el despacho de tu casa – acariciando el miembro de Adrián por sobre su pantalón – ¿te gusta mi amor?–Si Catalina me gusta mucho–Bien entonces ¿para qué te atormento más? – baja los pantalones de Adrián, toma ese enorme pedazo de carne que clama por sus atenciones y lo masturba un poco – te quiero Adrián ¿Por qué me esclavice a tu amor?–Eso miso puedo preguntar yo, mi niña de ojos azules yo estoy esclavizado a tu corazón y no quiero que nada nos separe–Nada ni nadie nos va a separar mi amor – mirando con dulzura a Adrián – ¿quieres que te quite la venda?–Sólo quítamela cuando me montes mi amor, aunque yo quiero hacértelo también Catalina ¿me vas a dejar probarte?–Tomando las manos de Adrián y guiándolas por todo su cuerpo, Catalina se acerca a los labios de Adrián y susurra antes de besarlo – bien te daré ese gusto sólo sí logras desnudarme ¿crees que puedes hacerlo con los ojos vendados? – Adrián la toma de la cintura y la gira quedando
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Capítulo XXXIX
–Gracias eres muy amable – sonriendo – bien entonces iré a acomodarme nos vemos después FranciscoAl pasar los días Helena ganaba más y más belleza, yo ya estaba prendado de ella y sabía que si hablaba con el señor, cuando ella llegara a la edad de casarse pediría permiso al señor, pero todo cambió cuando al cumplir ella los doce y nosotros tres los quince llegó de Barcelona la hermosa joven María Sofía Palomar que cosas de la vida esa joven era igual en apariencia al joven Mendoza del Campo cabello negro ojos azules…–Bien María Sofía espera voy por mi hijo–Señor Mendoza del Campo ¿usted cree que su hijo me acepte? – sonrojada – soy huérfana, aunque tengo buena dote–Claro que sí, eres hermosa, de buena familia eres más que perfecta espera acá en el despacho iré por mi hijo – sale a buscar a su hijo y lo encuentra montando un bello caballo negro, que en un futuro sería el padre de Cristal – ¡Miguel Ángel ven acá ahora mismo!–¡Enseguida voy padre! Pedro por favor lleva a Impetuoso al
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