Mónica Calor, lujuria, extremidades, sudor, placer, deseo, crudo y salvaje, el sexo es muchas cosas entre esos delicioso si ambas partes entregan una ínfima parte de su mismos para entregar placer, aunque de un tiempo para acá sólo busco mi placer y con ello viene el regalo extra de su propio placer. La vida de muchas vueltas, en eso estaba pensando mientras salía a escondidas de la habitación de semejante semental que me acabo de comer, pero yo no me quedó a dormir en casa de nadie, me gusta mi cama, mi almohada y mis cosas. — No tienes por qué irte a escondidas — la voz adormilada de dicho semental se escuchó en la oscuridad de la habitación, dándome un susto de muerte. Me asusté por sus repentinas palabras y pasaron varias cosas, se me cayó lo que traía en mi manos, apareció mágicamente algo con que golpearme el dedo pequeño de mi pie y caí de culo maldiciendo como un camionero. — ¡Por Dios! Casi me matas de un infarto— me queje mientras intentaba ver a oscuras y recuperarme
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