100 Epilogo IIOmnipresente1 año despuésEl aire en la sala del trono estaba impregnado de solemnidad. Los candelabros brillaban intensamente, proyectando destellos dorados sobre las antiguas paredes decoradas con los colores y símbolos ancestrales de Nigeria. Las banderas ondeaban suavemente desde los altos pilares, sus colores vibrantes contrastando con la serenidad de la multitud. Era un día histórico, uno que marcaría el inicio de una nueva era bajo el reinado de Makim Babatunde.Makim, sentado en el gran trono de ébano, observaba todo con calma, aunque en su pecho, el peso de la responsabilidad latía con fuerza. Desde que era un niño, había imaginado este momento, pero ahora, cuando realmente sucedía, la magnitud de la ocasión lo abrumaba. Su padre, el rey anterior, estaba a su lado, con una mirada de orgullo silencioso. Su madre, siempre elegante, mantenía su compostura, aunque una lágrima furtiva rodó por su mejilla. Su hermana, Zola, sonreía con calidez, aunque conocía bie
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