Eryx DeCostelloNew YorkAl terminar la consulta de Ava, con la ginecóloga, me sentía demasiado emocionado, tanto que, al ir rumbo a casa en limusina, pensaba demasiadas cosas. No quería que Ava y yo, reveláramos el sexo a nadie, no quería que mi madre, no se emocionara igual que nosotros, porque íbamos a tener una niña y no un niño como quería. Así, que, por mi parte, lo mejor iba a ser, guardar el secreto del sexo de nuestro bebé, sólo para nosotros dos.–Estás muy pensativo, mi dios griego – Ava, me conocía a la perfección – Estaba pensando, que, si ya vamos a ir a casa y aún es temprano, podríamos pasar a comprar ropita de bebé, no sólo para nuestra hija, para la bebé de Cassie.–Claro mi amor, vamos – Respondí encantado – Quiero comprarle, todo a nuestra pequeña y claro, le tenemos que regalar algo bonito a la niña de Cassie, ¿El padre de su hija, no se hizo cargo, entonces?–No Eryx, ese desgraciado, le dijo hasta de lo que se iba a morir a mi pobre prima – Ava, estaba molesta –
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