Ava DeCostelloNew YorkMe desperté a media noche, tenía mucha hambre y no me di cuenta si nos habían traído algo para comer, me levanté del pecho de Eryx, con la intensión de bajarme de la cama, cuando me quedé sorprendida la escuchar su voz.– ¿Qué pasó, mi amor? No has dormido nada.Era cierto, porque no llevaba ni media hora de haber cerrado los ojos, pero como estaba tan a gusto en sus brazos, no me quería levantar, pero el hambre pudo más que yo.–Es que tenemos hambre, amor, tu hija, está pidiendo que la alimente.Lo miré a los ojos y sonreí, estaba tan guapo qué me lo comería de un bocado, Eryx, era un hombre apetecible y creo que mis hormonas en ese momento hablaban por mí. Porque ahora solo tenía hambre de él–Qué se te antoja comer Ava, porque podemos pedir un servicio a la habitación porque no creo que quieras salir verdad.No quería salir, ni hoy ni mañana, quería pasar así toda la luna de miel, pero no se iba a poder, teníamos que salir mañana temprano, teníamos que disf
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