—Estás loco—expresó Mariana molesta—eres mi paciente, no pienso dejarte, menos en esta situación.Alessandro creyó que aquella chica debia estar muy asustada como para no querer separarse de él, quizás había encontrado en él un tipo de salvador, pero la verdad era que ella tenía su propio código, uno que no estaba dispuesta a romper con tal de salvar su vida. Mariana era el tipo de doctora de los cuales se les considera escasos, ella si tenía vocación y por ello, temía por la vida de su compañera, Lucia y también por la vida de los habitantes del pueblo que ella conocía, quería hacer algo para salvarlos de esa situación, pero no sabia exactamente que y por supuesto, también estaba la vida de ese sujeto, aunque lo había visto saltar y correr, el aspecto de su rostro indicaba que aún no se encontraba en óptimas condiciones —No pienso discutir contigo, así que has lo que estoy diciendo—insistió Alessandro ignorando su convicción, pensando que la loca ahí, en realidad era ella.—No tengo
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