Avery habló primero.“Mañana es fin de semana. ¿Estás libre?”.“¿En la mañana o en la tarde?”, preguntó Elliot.Su voz sonaba baja y ronca, pero seguía llena del mismo magnetismo y resultaba igual de atractiva que cuatro años atrás.“¡En la mañana!”, respondió Avery.Su juicio estaba afectado por el alcohol. Ella se sentía especialmente valiente y, por eso, hablaba sin pensar las cosas. “Acuérdate de llevar tu cédula de identidad y tu certificado de matrimonio. Si nuestra reunión va bien, ¡podríamos firmar los papeles del divorcio mañana mismo!”.Elliot no había esperado que Avery fuera tan agresiva. Era completamente diferente a lo que describía Chad.“Te arrepentirás de esto, Avery”, dijo Elliot mientras su manzana de Adán se balanceaba en su garganta, y su agarre alrededor de su teléfono se tensaba.“¡No me arrepentiré para nada!”.Las palabras de Elliot habían tocado una fibra sensible en Avery.“Si el divorcio se lleva a cabo mañana, ¡voy a conseguir algunos fuegos a
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