Clara se había acostumbrado, desde que había dado a luz, a tener siempre su atención dividida, la mitad en lo que estuviese haciendo y la otra en su cachorro, por lo que la mayoría de las veces sabía que estaba haciendo o que estaba ocurriendo a su alrededor. Por lo que, aunque estaba hablando con el lobo justo del otro lado de la puerta supo que algo había cambiado dentro de la habitación. Y rápidamente corrió la tela abriendo los ojos de la impresión. Dixon, su mate, estaba despierto, sentado en la cama y con el rostro girado a un lado con su mirada dorada fija en el cachorro. Clara no lo pensó, apenas tragó en seco cuando se posicionó frente al cachorro tapándolo con su cuerpo. EL cuerpo de ella estaba tenso, porque antes de ser una mate, ella era una madre, y su cachorro estaba primero, aun si tenía que enfrentarse a Dixon. El lobo alzó lentamente la mirada hasta posarla en el rostro de Clara y sus ojos brillaron mientras sus labios se abrieron ligeramente. -Clara- casi soltó en
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