Narrador. Charlotte notó unas punzadas en su estómago cuando se quedó viendo fijamente los ojos grises con destellos verdes, esos que no se cansa de mirar y nunca lo hará, porque en cuanto él la reclamé como suya sus vidas estarán entrelazadas hasta que el rey de los lobos exista. —No ha pasado mucho desde que has tenido a nuestro hijo— formuló Karim anonadado mientras trataba de asimilar que su esposa estaba bien. —Sí, pero me siento tan perfecta como si nada hubiera pasado en mí, ¿no me has visto? — inquirió alegre y él asintió. —El gen de lobo que Keremil dejó en ti ha dejado tu cuerpo intacto— ella sonrió maravillada con ese poder. —Sabes cuántas personas se salvarían de morir si pudieran tener este poder— expuso con tristeza. —Infinidades, pero esto que te ha pasado no suele suceder, mira; por ejemplo: Fátima no pudo salvarse. —Siento que es injusto, Kheira me tiene a mí, pero igual el calor de su madre verdadera, nadie podría reemplazarlo, sin embargo, estoy dispuesta a da
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