Un nuevo día había llegado, pero Amara estaba ardiendo de fiebre, María había ido a tempranas horas a ver cómo había amanecido, pero la encontró con la cara pálida y ardiendo de fiebre, la anciana se había movido rápidamente y le había prestado la atención necesaria para bajarle la fiebre. Nana ¿Qué estás haciendo? Preguntó Alexander La niña amaneció enferma y es por tu culpa- La mujer le estaba reprochando claramente a Alexander. Es tan inútil, no aguanta absolutamente nada - Respondio Alexander. Entonces mi niño ve a pasar tu la noche en tu maravillosa creación, mañana te preguntaré que tal la pasaste. Nana, tampoco te pases. Solo digo la verdad, me voy a prepararte el desayuno - Ni bien María salió, Amara abrió sus ojos lentamente sus párpados se sentían pesados, pero rápidamente identificó al hombre trajeado que tenía delante. Abre tus ojos, pareces un pavo, los pavos se enferman a cada rato - Alexander era el mismo demonio que no tenía consideraciones con nadie - Esperó que
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