El lugar era increíble tenían que admitir, el sonido de las máquinas, el lugar todo con un toque de elegancia, con Melisa habían decidido llegar un poco tarde; aunque al principio le pareció una buena idea ahora le resultaba exasperante, Leah odiaba llegar tarde pero lo importante es que ya estaban allí, al llegar saludaron a Sasha quien la recibió de manera agradable, sin duda tenía su carisma. —¡Bienvenidas, espero tengan una linda noche! — les dio la bienvenida con una gran sonrisa, se alejó para recibir a los demás invitados. Melisa chilló al encontrar el lugar fascinante. —¡Vamos a divertirnos! — exclamó alegre, la morena sonrio ante la emoción de su acompañante. Leah sonrió alegremente. —¡Hasta que amanezca! — mencionó—, pero primero iré a hablar con alguien. Se separó de Melisa y fue hasta donde se encontraba su madre, quien parecía discutir con una mujer de cabellera rubia y un hombre de mediana edad, suplicaba a Dios que no se estuviera metiendo en problemas. Se acercó
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