Sekhmet. Ni siquiera era capaz de moverme, menos de creer que hacía unos minutos, ¿o fueron horas? Ni siquiera recuerdo en que momento finalizamos se lleva acabo esa sesión de relajación. Estoy realmente exhausta, tanto que sentir el agua caer por mi extremidades, calmando las sensaciones impropias que me atropellan me hacen sonreír, incluso jadear, porque los recuerdos siempre son un cuchillo de doble filo y hoy, lo son más que nunca. Relamo mis labios, humedeciéndolos por un breve instante en el que comienzo a extender el líquido por mi cuerpo para enjabonar cada partícula de mi anatomía. Los baños del comando la mayor parte del tiempo se encuentran desiertos, al menos la parte de las mujeres. En realidad a pesar de ser una buena cantidad de soldados ocultos estamos en forma, inclusive están quienes no son perfectos físicamente, pero sus conocimientos los conviertes en imprescindibles e importantes. Somos la cede principal, una que radica oculta tras uno de los más pro
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