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Todos los capítulos de La Orden Negra- Inocencia : Capítulo 21 - Capítulo 30
51 chapters
Pájaros en el alambre
Rápidamente nos encaminamos hacia la enfermería donde habían trasladado a Mitch, quería correr e incluso volar para llegar más rápido, pero no podía hacerlo. Mi código de orgullo no me lo permitía. Era como ser una hipócrita después de cómo lo había tratado cuando él recién había llegado, temeroso, sin nadie que conociere, no corrí hacia él para recibirlo, viendo su aspecto y la manera en que se comportaba, de que era el verdadero y único Mitchell. Y Schlunk parecía nervioso, aunque no lo demostrara, podía sentir esa carga y no sabía por qué. Por todo lo que yo había llegado a percibir en la Orden, es que todos guardaban secretos, algunos más grandes que otros. —Passmore, Evanson… a mi despacho —se giró de repente hacia la derecha—. Lisa, infórmame de lo que Mitchell diga. Ni siquiera se volteó, siguió caminando como un Dios empoderado y desapareció en la siguiente esquina sin escuchar mi protesta de que yo no era ninguna paloma mensajera; aun él fuera el líder de la Orden. Demian
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Mensajes
Mitchell: Fuego, llamas que van consumiendo todo a su paso. Y la veía a ella, arrodillada, rendida, dándose por vencida, dando todo por todos. Lo veía a él, sonriendo de esa manera, con esa chica con mascara de gato a su lado y luego está ese joven Esencia que me hacía ilusiones para calmarme, su nombre, no recordaba.Pero Elisa estaba ahí, al pie del Duque. Y noté sangre en sus manos, sangre en sus mejillas, sus ojos rojos; mucho dolor en ellos. Le grité que no tenía que hacerlo, pero era como gritarle a la nada, no podía perderla de ese modo, le había prometido a mi padre, solo nos teníamos el uno al otro, no tenía que sacrificarse.Desperté, bañado en sudor, otra vez. Al parecer se me estaba haciendo costumbre, mi respiración era irregular y entonces me di cuenta de que el cuervo y mi hermana estaban viéndome fijamente, luego Elisa frunció el ceño mientras se acercaba.— ¿Necesitas agua? —Preguntó levantándose para servir un vaso de la jarra que estaba en la mesita de noche.Asent
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Ponzoña
El silencio que había entre nosotros era demasiado sofocante aun tuviera mis audífonos puestos ¿Por qué? Mason se había dado a la tarea de no decirme nada desde que salimos. Aunque no sabía por qué estaba de un humor de perro rabioso, con la mirada fija hacia la carretera, y la mandíbula rígida, la mano izquierda sobre el volante de cuero negro y la derecha en su muslo, moviendo sus dedos como si estuviese tocando el piano como un instrumento de percusión. Estábamos vestidos con nuestros uniformes, era demasiado cómodo que no me quejaba, a diferencia del de las escuelas humanas.Entonces, para alivianar mi alma atormentada, saqué mi iPhone e iba a intentar conectarlo al estéreo para escuchar algo de música para los dos y así apagar el silencio cuando él me interceptó con su mano veloz.— ¿Qué? —Refunfuñé.—No música —respondió secamente, clavando sus ojos negros sobre los míos como si se tratara de un cazador estudiando a su presa.Me removí de mi asiento y me centré en observarlo mie
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Una Flecha de Oray
El viento hacía que mi cabello cubriera mi rostro y no pudiera ver casi nada de lo que tenía en frente, pero podía asegurar que esto no era ningún lugar que yo conociere. Estaba en un bosque con neblinas densas y una temperatura que me hacía erizar los vellos de mi cuerpo. Volteándome, una tormenta parecía avecinarse y entonces me di cuenta; estaba dentro de una ilusión. Miré a mi mano que el vampiro había mordido y seguían ahí, dos incisivos bien clavados a mi arteria. Todo había sido planeado, como era de esperarse si ellos trabajaban para El Duque. La corriente de aire pareció menguar y entonces la vi, una mujer alta y delgada, con indumentaria completamente negra y un parche cubriendo su ojo derecho, su aspecto me hizo recordar a Morticia Adams pero con un parche que le daba un estilo más perverso. —Tuve que recurrir a la ponzoña de vampiro para dormir tus poderes y así poder hablar contigo —habló ella mientras yo dudaba si permanecer en mi sitio o atacar. Sin embargo, decidí ob
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La Comorssie
Narra Mitch:—De niña, mi madre solía decirme que los monstruos sí existen y que son los humanos mismos —decía Irianna mientras caminábamos por el bosque después de que habláramos sobre el Duque.Había decidido darme un recorrido en la mañana en que mi hermana partió hacia una misión. Mi rápida recuperación me sorprendía, pero un anciano llamado Shesina me dijo que eso era lo más normal del mundo. Siendo yo un Inocencia, mi cuerpo era más propenso a curarse más rápido que la de los otros ya que teníamos el don mismo de la curación.Sabiendo que Elisa había salido y que no tenía con quien más platicar porque el chico Andy había salido a una misión, la única persona que me gustaba de su compañía era esta chica que venía caminando a mi lado y Shesina, pero él había tenido que encerrarse para cuidar a un joven Exorcista enfermo.Ella estaba con la máscara encima de su cabello castaño, golpeándole los primeros rayos de luz, en su rostro inocente y hermoso le iluminaba de maravilla, haciend
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El Clan
Cruzamos ríos y colinas, y más colinas. Los árboles cada vez eran más altos y más juntos con grandes ramas altas y bajas. La neblina se intensificaba conforme avanzábamos. Sin embargo, ya no sentía el frío que debía sentir, porque desde lo que había pasado en Eastanollee me había quedado congelada, pensaba constantemente en Mason y en lo que habíamos hecho, en lo que yo había decidido, me decía que todo saldría bien y que solo debíamos mantenernos juntos y evitar salir heridos.La hojarasca crujía bajo nuestros pasos, aun siendo un parque ecológico, no había un alma en kilómetros. Llevábamos cinco horas caminando Le François y yo con un enorme silencio entre ambos después de dejar que el Cuervo Elliot se llevara a Mason para su recuperación. Mi Mentor sabía los efectos de esto y temía por ambos, por las decisiones que solía tomar sin tener en cuenta las consecuencias solían ser devastadoras. Lo había condenado a ser una reserva de vida y eso me destrozaba de sobremanera.Sentía que si
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Versus y desaires
Mitchell: Sus labios sabían a vainilla y su piel era tan suave que podría compararla con las nubes, tan cálida como un sol en verano y su forma de tocar mi rostro era simplemente sensacional. Y cada fibra de su piel vibraba bajo mis dedos, cada línea sanguínea se alborotaba y entonces sonreí.Puse mi frente contra la suya. —Vaya, me ha gustado —sonreí y ella también lo hizo.—A mí me gustas tú, Mitchell Walker.No obstante, la felicidad, o más bien. Mi dicha suele durar muy poco, una visión atravesó mis ojos hasta revelarme una película de terror; mi hermana y ese joven Mason peleando con varios hombres con rasgos que no la podía comparar como la humana por más que tuvieran su aspecto. Recordé al hombre que succionaba a una mujer en Londres, pero no solo eso, sino que varios lobos extraños de un tamaño descomunal. Sin embargo, eso no es lo que me hacía llamarlo pesadilla, eran aquellos demonios horribles que habían atravesado las paredes gracias a un ser oscuro que les había abierto
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En un mar de fuego lunar
Demian: Todo lo que había sentido se había esfumado mucho antes de que supiera que ella seguía con vida. Incluso si la hubiese amado en verdad, la había dejado fuera y sus recuerdos solo eran recordatorios de cuan cierto era el lema de los Esencia.“No eres tú, soy yo” había dicho Micaela como despedida cuando pensé que se dejó llevar por aquel enorme demonio hace ya varios años y cuando la vi hacía meses atrás solo pensé en crear un demonio igual al que se la había llevado, pero que esta vez sí se la llevase en serio a manera de que todo quedara como antes. Conocía bien sus habilidades y sabía bien que era peligrosa, y no por la invocación que antes tenía, sino que poseía la Esencia y bien combinándolo con poderes demoniacos, la hacía más cruel y vil de lo que ya había sido antes.La veía enfrentarse contra Irianna e inmediatamente sabía que no estaba del todo inmiscuida en la batalla, sino más bien se dedicaba solo a esquivar los ataques y cuando ya no le quedaba opción daba una se
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Los Bufones del Alto Mando
Los cristales de la ventana eran completamente blancas, las paredes se mantenían cálidas gracias a los Cuervos y a las velas gruesas en los candelabros a cada cinco metros y detrás de las ventanas podía adivinar que todo estaba cubierto de nieve blanca, como un manto que había caído sobre el instituto y sus terrenos. Pero apenas estábamos a iniciando diciembre o iniciaría en dos días, había perdido la cuenta de los días y meses. Me quedé por un rato absorta ante todo, de lo que había pasado y de lo que podía suceder en un futuro no muy lejano. Y entonces me di cuenta de que Demian estaba al frente de la cama, con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta. Tenía el cabello plateado alborotado, y la mitad de su rostro amoratado, su mejilla izquierda estaba inflamada y un ojo cerrado, el labio partido y rojo. Rápidamente me puse en guardia, el único recuerdo que tenía de él por el momento es que tenía sus manos en mi pecho, y no precisamente de una forma amistosa o como la vez
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Para una rata de laboratorio
Mitchell: — ¿Hiciste qué? —Exclamó Le François, nunca lo había visto tan furioso. Su rostro pálido ahora despedía un color rojizo, sus ojos igual estaban rojos por la Esencia activa, sus dientes chocaban entre ellos. Había acabado ya con el escritorio de caoba del director, había golpeado sin usar su poder contra Schlunk, pero su fuerza había sido tan impresionante que había logrado tirar y despedazar un librero. Al igual que él, sentía una furia que sobrepasaba todo, solo que este Cuervo me mantenía quieto con una cuerda que relajaba todos los músculos. —Son órdenes del Alto Mando —respondió pasivamente Schlunk, intentando calmar al francés. —PATRAÑAS… ESO ES LO QUE ES —gritaba, su aura, su sangre, todo él era ira pura—. Es solo una niña, Jaime, ¡una niña que jugaste proteger! —No le harán daño, solo… —una bofetada más. Pero ni eso hacía que el director perdiera sus cabales y luchara contra él, porque según él y las órdenes del Alto Mando eran inapelables. —Schlunk —hablé, hac
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